No tengo la más mínima
duda de que Cristo viene pronto. La
maldad en el mundo ha llegado a tal extremo de que ésta acecha y agobia a los
cristianos. Si a nosotros, que somos
humanos, nos sorprende y molesta la intensidad del mal que nos rodea, el cual
se envalentona y alimenta de su propia maldad, cuánto más Dios no estará a
punto de actuar para consumar la restauración de todas las cosas porque
aborrece esa intensa maldad. Faltan
muchos por entrar al “arca”, he ahí la aparente tardanza, pero la puerta está a
punto de cerrarse. Limpiemos nuestras
vestiduras, y arreglemos lo deficiente en nuestras vidas, porque la consumación
de nuestra redención se acerca. ¡Ven,
Señor Jesús!
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