viernes, 23 de agosto de 2013

Para triunfar en este Camino

Qué fácil es servirle a Dios en los años de tu juventud, cuando tus fuerzas reinan y todo es fácil porque no hay obstáculo invencible, qué fácil es servirle a Dios cuando todos te aman, te aman al menos por tu juventud y gracia, qué fácil, pero cuando los años caen encima, y pesan, a tal modo que incluso ponerte algunas prendas de vestir es un proceso que requiere de complejas habilidades, cuando te tienes que esforzar para que te escuchen los que no entienden, cuando los jóvenes te miran con recelo, cuando los enemigos crecen y los amigos menguan, cuando no puedes depender de tus fuerzas, ni de tus atributos, ni de tus allegados, porque se han ido y te han abandonado, cuando tu padre y tu madre faltan, llevándose con ellos su amor incondicional y sus sabios consejos, cuando todo se acaba, ahí quedas solo y sin recursos para luchar, ahí en el momento de la desesperación, te tornas más a Dios y en tu interior sabes que estás llegando a la meta y lloras de alegría, aunque tu garganta duela mientras te compunges y se acerca el llanto, entonces sabes que has peleado la buena batalla y estás cerca de la Gloria, siendo tu principal lamento que no puedas transmitir a todos los que de ti están cerca, porque no lo quieren, el conocimiento útil para crecer en su peregrinar, por eso te desbocas en los tuyos, dándoles amor, porque al fin de cuentas, aunque no puedas transmitir conocimiento, si logras transmitir el amor de Dios, el que lo recibe será saciado, porque el amor de Dios contiene el ADN espiritual que impregna el corazón de quien lo recibe de todas las instrucciones para triunfar en este Camino. 

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