No es fácil
confiar en Dios en medio de la adversidad, cuando tu enemigo quiere destruirte
sin razón, pero ahí, en medio de la adversidad, es que se demuestra la perfección
de tu corazón para con Dios. No te
tambalees ni vayas a buscar ayuda en otro hombre, y menos cuando ese otro hombre
es también tu enemigo. Acuérdate siempre
de que Dios busca al que confía en Él, y no en los hombres, para demostrarle a
todos que vale la pena tener un corazón recto para con Él.
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