Mañana mis
hijos no tienen clases, pero yo tengo trabajo y pienso levantarme temprano como
siempre. Fui al cuarto de uno de ellos a
darles las buenas noches y orar por ellos; Álvaro estaba jugando un juego más o
menos educacional en la computadora y Ciro estaba estudiando. Me le acerqué a Álvaro para orar por él y tan
pronto puse mi mano sobre su cabeza, estiró el brazo y le bajó el volumen a la
computadora que estaba tocando una música leve del programa del juego. Ese pequeño gesto de respeto a nuestro Padre
Celestial me hizo el día. Cualquier travesura
que pudiese haber hecho durante el día quedó automáticamente perdonada y
olvidada. Me voy a dormir en paz. Buenas noches.
Ver a nuestros hijos tener respeto por las cosas de Dios es de una satisfacción y valor incalculable. Significa que no ha sido en vano nuestro ejemplo y enseñanza a ellos.
ResponderEliminarCierto Ileana, muy cierto.
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