Dijo
un escritor francés: “La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la
virtud.” Si percibes que alguien es
hipócrita contigo, especialmente en un culto de la iglesia, no te ofendas, pero
tampoco te sientas homenajeado.
Simplemente mira a la persona a los ojos, salúdala y sonríele
amablemente. Quién sabe si tu percepción es incorrecta. Es mejor que ames sin juzgar, porque lo que
tú percibes como un gesto hipócrita, puede ser un truco de tu imaginación. No juzguemos, amemos. Porque si amamos garantizaremos que Dios esté
de nuestro lado para defendernos, incluso si somos vituperados.
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