Mientras menos se tiene del mundo, más
fácil es tener mucho de Dios, y mientras más se tiene del mundo, más difícil es
tener mucho de Dios; por algo habrá dicho Jesús que “difícilmente entrará un
rico en el reino de los cielos”. Se puede ser rico y
entrar en el reino de los cielos, porque para Dios todo es posible, pero es muy
difícil y requiere un profundo desprendimiento del apego a lo material.
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