A mi modo
de ver, si queremos saber si estamos haciendo la voluntad de Dios, debemos
comenzar por pasar todas nuestras obras por el cedazo de las Sagradas Escrituras,
porque difícilmente estemos haciendo Su voluntad si, aunque trabajemos en su
obra de día y de noche sin parar, violentamos sus mandamientos, de los cuales,
amarnos los unos a los otros, es uno de los más importantes.
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