Mejor que hacer
una resolución a fin de año de servirle a Dios como se debe, para luego
olvidarte de ello al otro día y dormir hasta las tantas de la mañana, es
levantarse temprano el día primero de enero a buscar Su rostro, aunque no hayas
resuelto nada la noche anterior, porque mejor que prometer y no hacer es hacer
sin haber prometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario