Contrario a lo
que a veces pensamos, los hijos que se crían con padres piadosos, relativamente
pobres pero que luchan por darles un buen porvenir a sus hijos, y se sacan el bocado de su
boca para dárselo a ellos, son hijos que aman profundamente a sus padres porque
han crecido viendo el sentimiento de entrega, sacrificio y amor a Dios de sus padres;
esos hijos suelen ser los que luchan por triunfar en la vida para algún día
poderle comprar a sus padres la casita que no tuvieron porque se gastaron todo
lo que tenían en criarlos a ellos. Esos tienden
a ser los niños con corazones llenos de buenos sentimientos que se convierten
en hombres y mujeres útiles en la sociedad y que tienden a querer agradar a
Dios para ser como sus padres.
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