Las amistades que una persona tiene en FB
puede ser un dato revelador, pero más revelador suele ser la interacción de esa
persona con los demás, o la de los demás con ellos. Por
ejemplo, me parece curioso que personas de la misma congregación, que son
amigos en FB, ni por accidente participan en lo que algunos hermanos (usualmente
aquéllos que no les caen bien o contra quienes tienen algo en contra) escriben
o ponen en su muro, aunque sean reflexiones o comentarios espiritualmente
profundos o una esporádica foto familiar de profundo significado para quien la
pone, a pesar de que constantemente participan en cuantas nimiedades sus
allegados (entiéndase su círculo íntimo o su “claque”) propagan. Cada cual es libre de compartir con quien
desee, por supuesto, pero si tú eres una de esas personas, no me parece bien
que te jactes diciendo que tenemos que amarnos los unos a los otros, si tú
mismo no lo practicas. Dios aborrece la
hipocresía.
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