Anoche tuvimos
una vigilia en mi congregación, y, en el proceso, un hermano, de la nada,
comenzó a hablar de Malasia y de la tribulación de los hermanos en ese país,
sin saber que Dios ya me ha inquietado a orar por ellos. Yo no creo en coincidencias; Dios está
inquietando a su pueblo a orar por los hermanos que pasan persecución, no solo
para que Dios los ayude, sino para que sepan que Dios está con ellos y grande
será su recompensa.
Repito: "Para que sepan que Dios está con ellos y grande será su recompensa."
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