jueves, 9 de enero de 2014

Cristo te limpia de toda culpa

Un pecado particular que nos ha atormentado periódicamente a veces funciona como un cáncer que se esconde en remisión, pues cuando menos lo esperamos, cuando pensamos que ese pecado ya ha sido vencido, se asoma como si todavía viviese en nosotros y nos amenaza como si nosotros estuviésemos destinados a ser su esclavo; pero no te dejes engañar, nosotros hemos muerto en Jesucristo y vivimos por Él y en Él, quien resucitó y venció por nosotros, así que cuando el enemigo te quiera recordar que la carne es débil, demuéstrale que tú vives en el Espíritu, la fuente de tu fortaleza, apártate del pecado que te asedia, y reconoce que la sangre de Cristo te limpia de toda culpa y sigue caminando hacia el galardón, en Cristo Jesús.

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