A veces es más fácil reconocer y ayudar al que sufre males del cuerpo que al que sufre males de la mente, porque lo del cuerpo suele ser evidente a los ojos, mientras que las luchas de la mente suelen tomar lugar en el campo de lo invisible, y están ligadas al campo de las emociones, y no son fácilmente comprensibles por quien no las ve ni las ha experimentado. Por dicha, Dios lo conoce todo, lo puede todo y nos quiere ayudar en todo y Él es particularmente eficaz y eficiente en el campo de lo invisible.
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