viernes, 26 de octubre de 2012

El día malo

Lo que más suele atormentar al cristiano que lleva muchos años en el Señor y que está pasando por una prueba profunda, y larga, es que de repente se encuentra ante una realidad que aparenta ser diferente a la teoría de lo que por años ha estado predicando.  Durante años, sus pruebas siempre han sido superadas dentro de un término razonable.  Las heridas han sido sanadas y ha salido fortalecido de todas las pruebas a tal punto que incluso pierde la sensibilidad porque piensa que los que no superan las suyas no tienen madurez espiritual.  Pero entonces llega “el día malo”, el día sobre el cual había oído y que había visto a otros pasar por él, sin entenderlo a cabalidad, porque el dolor del día malo solamente lo entiende el que pasa por él.  Cuando Dios te pase por el horno para purificarte, da gracias.  Baja tu cabeza y pide que te perdone por todas las veces que viste y no entendiste al que sufría ante tus ojos y aguanta con valentía, porque el día malo también pasará, y cuando termine tu prueba, que su final tendrá, serás mejor persona y entrarás en otra etapa de tu caminar con Él, una etapa bonita en la cual su presencia sentirás siempre en tu pecho compeliéndote a amar a los que sufren como tú sufriste.

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