viernes, 5 de octubre de 2012

¿Por qué piensas que Dios ha sido injusto contigo?

Vamos a ver,  ¿Por qué piensas que Dios ha sido injusto contigo?  Será porque no tienes tanto dinero o bienes como otros cercanos a ti.  O quizás sea porque tu cónyuge te abandonó después de muchos años de convivencia y de tú haberle dedicado los mejores años de tu vida.  O a lo mejor sea porque tus hijos no son lo que tú quisieras que fuesen.  También podría ser que tu insatisfacción se debe a que los hermanos te desprecian o ignoran, que a veces puede ser peor.  Es más, poniéndonos frívolos, digamos que quizás pienses que Dios te pudo haber hecho más guapo o guapa, con rasgos bonitos, deseables, agradables a ti y a los demás.  Y por último, puede ser que tu incomodidad se basa en que Dios no te habla como tú quisieras que te hablara.

Escucha bien, ni tú, ni yo, somos mejor que Jesús, el Hijo de Dios, quien se despojó voluntariamente de su Gloria para hacerse hombre y morar con nosotros para, entre otras cosas, salvarnos, enseñarnos cómo puede ser nuestra relación con el Padre, y darnos ejemplo de sujeción y confianza.  Siguiendo el orden de los ejemplos dado en el párrafo anterior, podemos ver que: en cuanto a dinero y bienes, Jesús no tenía dónde reposar su cabeza; en cuanto a que te dejen solo, a Él todos sus discípulos le abandonaron; en cuanto a tus hijos, Él nunca se casó ni tuvo hijos; en cuanto a los hermanos que te desprecian o ignoran, su pueblo le rechazó hasta llevarlo a la cruz; en cuanto a hermosura personal, “no hay parecer en él, ni hermosura”; y en cuanto a recibir palabra de parte de Dios, al final terminó su vida diciendo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Si yo fuera tú (que en cierto modo lo soy), me pondría en yuxtaposición a Jesús (que lo hago), para poder entender las similitudes y diferencias entre ambos, y al hacerlo entendería (que lo entiendo) que si Él, siendo el Hijo de Dios (igual a Dios), tuvo que pasar por todo lo que pasó, entonces yo debiera entender (que lo entiendo) que nada de lo que me suceda o de lo que me deje de suceder tiene importancia, siempre y cuando yo esté siguiendo sus mandamientos con humildad, sinceridad y dedicación.  Por eso entiendo que no nos debemos comparar con nadie, aparte de Jesús, para que entendamos que a pesar de todo, Dios no ha sido injusto con ninguno de nosotros.

4 comentarios:

  1. Leyendo tu disertación recordé una predicación de Milton Picón titulada "Cuando nos Llegamos a Desilusionar o Molestar con Dios", que también me ministró mucho. Si quieres la puedes escuchar en: http://www.catacumbadedorado.com/main/audio/cuando-nos-llegamos-desilusionar-o-molestar-con-dios-9octubre2011

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