Preséntale al Señor el día de hoy y preséntale también el día de ayer, pídele que perdone y sane cualquier error que en él hayas cometido, que mitigue las consecuencias, que te ayude a corregir tus caminos y restaure tu vida, porque Él es el Dios del eterno presente, el único Dios, y no hay otro fuera de Él. Para Dios todo es posible. Aunque se nos enseña que tenemos que vivir con las consecuencias de nuestros errores, Dios, en su infinita misericordia y poder, puede restaurar lo que Él quiera. Ten fe; no tienes que vivir sufriendo siempre todas las consecuencias de tu funesto pasado, porque Dios puede hacer las cosas nuevas en tu vida y darte gozo y paz.
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