domingo, 14 de octubre de 2012

Es bueno digerir despacio la disciplina de Dios

Dios tarda mucho tiempo en airarse con nosotros y nos da tiempo para que nos arrepintamos y enderecemos nuestros caminos, pero cuando decide actuar para corregirnos, si es que tenemos la “dicha” de que Él decida tratarnos como hijos y disciplinarnos -- porque también podría ignorarnos y dejarnos que prosperemos en nuestro pecado, lo cual es infinitamente peor para nosotros --  lo hace contundentemente y no hay nada que podamos hacer para salirnos del alcance de su poderosa mano.

Si decidimos humillarnos y soportar su disciplina, su restauración también suele ser lenta y paulatina, aunque segura.  Presumo yo que nos restaura despacio para que no nos emocionemos demasiado con su nueva consolación, y prosperidad, y nos vayamos a pecar por la emoción de sentirnos en victoria nuevamente.  En mi caso particular, la vida en Él me ha enseñado que es bueno digerir despacio la disciplina de Dios.

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