viernes, 26 de octubre de 2012

Todos queremos conocer a Dios

Todos queremos conocer a Dios, saber como es y tratar de emularlo, porque en lo profundo de nuestro corazón sabemos que Dios es bueno y es un excelente aliado.  No nos damos cuenta, sin embargo, de que Dios siempre ha sabido que nosotros queremos eso, conocerle, saber cómo es, para poder venerarle e imitarle, así como nuestros hijos nos veneran y quieren imitarnos.  Sabiendo eso, Dios se hizo hombre y vivió como uno de nosotros para que observando su conducta, nosotros supiéramos cómo Él es y pudiéramos imitarle.  Para esto vino Jesús, Dios hecho carne, para enseñarnos el carácter de Dios con el fin de que nosotros aprendamos a conducirnos y le imitemos.  Para ayudarnos en la encomienda, Jesús envió posteriormente a su Espíritu Santo para que sirviera como nuestro ayudador en la tarea de hacer su voluntad, como Él hizo la del Padre.  Es cierto que Jesús vino a morir por nosotros, a derramar su sangre para la expiación de nuestros pecados, pero al mismo tiempo vino para mostrarnos al Padre, así que si hemos conocido a Jesús, hemos conocido al Padre.  Imitémosle.

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