A veces
pienso que es mejor dedicarle tiempo al que está necesitado de verdad, y quiere
conocer mejor a Dios, que dedicarle tiempo a tratar de corregir al hermano que
persiste obstinadamente en seguir en su equivocado camino. Es bueno tratar de corregir al hermano que
yerra porque si logramos que cambie para bien, bien hacemos, y salvamos un alma
de la condenación; pero no debemos perder mucho tiempo en ello porque hay
quienes necesitan más del amor de Dios y esperan por alguien como nosotros que
les ministre. Debemos ser conscientes de
que el hermano obstinado en su mal camino, y que rechaza nuestra ayuda, puede
ser una distracción para sacarnos del principal objetivo de Dios para nuestras
vidas, a saber: predicar el evangelio a toda criatura y ayudar al necesitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario