jueves, 25 de octubre de 2012

La intención es sustancial

Si Dios puede hacer lo que quiera porque no hay nada imposible para Él, entonces: ¿Cómo puedo lograr que quiera involucrarse en mi vida y cambiar las malas consecuencias de mis errores pasados?  Sencillo, acércate a Él con sinceridad y humildad.  Dios siempre escucha a un hombre, o a una mujer, que se acerque a Él con un corazón contrito y humillado.   ¿Y cómo puedo demostrar mi humillación?, quizás te preguntes.  Sencillo también.  Comienza por negarte a ti mismo.  Por ejemplo, ayuna de vez en cuando, si la salud te lo permite, y madruga para buscar Su rostro.  Funciona, hermano, funciona.  Quizás digas: “Sí, pero entonces estoy descansando en las obras y no en la gracia.”  A eso yo respondo que no, que simplemente estás sacando la carne del medio para entrar en la dimensión de Dios, la dimensión del Espíritu.  El método quizás sea inmaterial, pero la intención es sustancial.  Acuérdate siempre de que Dios quiere ver tu sinceridad mediante acciones concretas que demuestren tu fe.  Por algo se le dijo a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente”.

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