miércoles, 10 de octubre de 2012

El rechazado crecerá porque Dios está con él

A veces el rechazo de los hermanos con quienes te has codeado por mucho tiempo, en ocasiones menospreciando a los hermanitos más humildes cuando compartías con los que hoy te rechazan, es bueno.  Es bueno porque te ubica en el contexto de los humildes, que frecuentemente son rechazados por los que gozan de mayor popularidad.  Los nuevos hermanitos, y los más humildes, debieran ser nuestra prioridad, sin olvidar las amistades de antaño, por supuesto.  Por eso pienso que es bueno sufrir rechazo de vez en cuando, porque ese tipo de sufrimiento nos sensibiliza a los sentimientos de los menos afortunados.  Eso sí, no vayas a pensar que porque tu conducta como rechazador hace crecer al rechazado tú, que menosprecias a tu hermano, vas a ser recompensado.  No señor, el rechazado crecerá porque Dios está con él, pero tú que no te conduces como verdadero hermano tendrás que explicar tu conducta cuando te llamen a dar cuentas en aquel día o, si tienes suerte, antes.

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