domingo, 23 de diciembre de 2012

Algo no me huele bien

Argumentar que es preferible ver un show musical cristiano en el culto de la iglesia a ver un show en Broadway es parecido a argumentar que es preferible ver una competencia de judo entre equipos cristianos en el culto de la iglesia a verlo en las olimpiadas, si me permiten utilizar un ejemplo extremo para ilustrar un punto que considero válido.  Yo por mi parte, preferiría que los hermanos se reuniesen en las casas a leer la palabra y a orar unánimemente, con humildad y devoción, a que estén en una asamblea gigante para escuchar a un cantante profesional alabar al Señor.  Si fuese de vez en cuando no lo veo mal, pero todos los domingos no me parece bien.  Supongo que es cuestión de criterio; a veces pienso que la insistencia de algunos líderes eclesiásticos en que sus miembros se congreguen en el culto principal es para poder tener acceso a sus ofrendas.  No sé, no sé, no me atrevo a juzgar congregaciones específicas, pero algo no me huele bien.  A veces nuestros cultos aparentan tener como propósito anestesiar las conciencias, en vez de edificar las almas.

2 comentarios:

  1. Cada vez más los altares de los templos parecen un proscenio más que una plataforma para predicar a Cristo. Concuerdo en que parece que la prioridad es entretener y mantener a la iglesia entre las cuatro paredes.

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  2. Sí, Basilio, desgraciadamente es así. Lo triste es que ni cuenta se dan de lo que hacen, o por lo menos así aparentan actuar. Y cuando te encuentras en esa vorágine, ¿cómo desmantelas el andamiaje? Porque ya hay mucha gente que depende de la "obra" para su sustento y también ya has incurrido en muchos compromisos económicos que te requieren seguir para recaudar los fondos para mantener la función.

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