miércoles, 26 de diciembre de 2012

Recibe tu sanidad

Algunas personas no necesitan una palabra de aliento, sino una intervención divina con poder, como por ejemplo, mediante la sanidad milagrosa de alguna enfermedad terminal.  Por dicha, Dios sigue vivo y no ha cambiado.  Algunos querrán hacernos creer que la época de los milagros pasó.  No.  Dios no cambia.  Piensa bien, ¿Acaso te hace sentido que Dios deje de hacer las cosas que ha hecho siempre?  ¡No!  Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos.  Ten fe, hay esperanza.  Cree en que Dios puede hacer un milagro en ti o en algún ser querido.  Yo lo creo y por este medio oro por ti.  Si necesitas sanidad, le pido a Jesús que te sane, que te restaure, que quite de tu cuerpo lo que te atormenta y te cambie por dentro en el proceso.  Recibe tu sanidad.  No dejes que nada ni nadie te la quite.  Pon tu mano en la pantalla del ordenador con fe, confiando en Jesús, que Dios te sanará si crees.  Esto no es un amuleto, quien sana es Jesús, pídele a Él y Él hará el milagro.

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