A veces pensamos que somos la gran cosa porque se nos concede el privilegio de poder buscar a Dios temprano en la mañana o tarde en la noche (por la noche nunca puedo, no tengo esa dicha), pero en realidad, meramente somos dichosos. Si nos vanagloriamos porque buscamos a Dios a X o Y hora, somos como un canario que piense que hizo la gran cosa porque comió alpiste. Si tienes la dicha de poder madrugar para buscar a Dios, eres meramente eso: dichoso. Pero de héroe nada. Seguimos siendo tan vulnerables a los vaivenes de esta vida, como todos los demás. La única diferencia es que hemos comido alpiste, ni más ni menos. Seamos sensatos y nunca pensemos de nosotros mismos más de lo que debemos pensar. Que nos ayude Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario