miércoles, 19 de diciembre de 2012

Esa soledad

Cuando estamos a solas con Dios y usamos nuestra imaginación para su Gloria, podemos hacer proezas para el Señor.  Si por otro lado, en nuestra soledad, permitimos que influencias del mundo entren a nuestro entorno, esa soledad que nos permitía buscar y meditar en Dios, se convierte en una piedra de tropiezo enorme, todo porque hemos permitido que se contamine nuestra mente y nuestra imaginación.  La imaginación del ser humano puede ser muy útil para Dios si es bien canalizada, o puede ser letal si le damos riendas sueltas para satisfacer nuestros deseos carnales.  En fin, para triunfar en nuestra batalla espiritual, tenemos que traer nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo, cuando estamos solos.  Porque ahí, en la intimidad, es que se demuestra la espiritualidad del hombre y de la mujer.

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