El propósito
del enemigo de tu alma es engañarte y una de sus mayores victorias las logra
cuando te hace creer que estás haciendo para Dios lo que en realidad estás
haciendo para el enemigo. Y ¿Cómo sabes
para quién trabajas? Si en tu vida hay
pecado oculto, mentira, descontrol disimulado, maquinaciones deshonestas, falta
de integridad o cosas similares, es muy probable que lo que estés haciendo,
aunque tenga visos de piedad, y supuestamente las hagas para la “iglesia”, de algún
modo tus obras, como tienen débil fundamento, no ayudarán, sino más bien
entorpecerán, la obra de Dios. Para ser
una vasija útil en las manos de Dios, tenemos que darle estropajo a la vasija
por dentro.
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