El enemigo
de tu alma quiere que tú veas a la persona que te agravia como tu enemigo,
porque así él permanecerá anónimo, y a la misma vez logra que tú rechaces a aquél a quien Dios quiere que tú te ganes para Él. Por eso debemos amar a nuestros enemigos,
porque el amor neutraliza el devastador efecto del odio y nos capacita para
acercarnos a todas las personas.
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