domingo, 11 de noviembre de 2012

El coqueteo con un amor prohibido

A veces jugamos con el pecado acercándonos a él para sentir la emoción que se siente cuando se está a punto de pecar.  Ese juego es muy peligroso, porque al principio, emociona, pero llega el momento en que el propio juego se convierte en un pecado con su propia clase y clasificación.  Por ejemplo, el coqueteo con un amor prohibido no es bueno porque te puede llevar a pecar consumando la relación amorosa, pero si persistes en coquetear, aunque no consumes la relación con la otra persona, el constante coqueteo se puede convertir en un pecado que contamine tu conciencia y afecte tu relación con Dios.

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